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Vino – Oliendo La Copa


El procedimiento establecido para catar un Vino indica que luego de la valoración visual y antes de la degustación
se lleve a cabo la fase olfativa, con el objeto de apreciar su olor, su aroma o su bouquet, según sea el caso.
La palabra olor tiene una significación objetiva e identifica cualquier percepción lograda por medio del sentido del olfato,
independientemente de que resulte agradable o sea un hedor!
Cuando se cata un Vino, hay la expectativa de que su olor sea grata; entonces se habla de aromas propios de las uvas,
marcados por la vinificación, los cuales caracterizan particularmente a los Vinos jóvenes, que no han pasado por barrica,
y se sienten sin agitar la copa, aun cuando la percepción mejore un tanto con cierta agitación.
Y si el Vino ha sido añejado en barrica durante un tiempo considerable, esos aromas se redefinen y se integran
convirtiéndose en percepciones más complejas, por efecto del contacto con la madera y del tiempo transcurrido,
conformando el llamado bouquet, que se siente al agitar la copa con cierta intensidad, salvo con los Espumosos,
en los cuales las burbujas se encargan de la tares sin necesidad de agitar!
La fase olfativa de la cata se favorece con la forma de las copas tradicionales, sean del estilo de Burdeos o de Borgoña,
pues, como el cáliz es más delgado en el tope que en la parte media, el flujo de los aromas se orienta hacia la nariz,
como se puede visualizar en estas fotos.




Cualquier copa de Vino, sea Tranquilo o Espumoso, debe tomarse por el tallo y no por el cáliz, para evitar
que el Vino se caliente al contacto con la temperatura corporal, tanto al momento de la cata como a lo largo
del tiempo que se disfrute el Vino. Así también se aleja un poco cualquier olor que pueda haber en las manos,
como perfume, comida o humo. Con este enfoque, las copas sin tallo (stemless) de las fotos siguientes están
fuera de consideración, aun cuando luzcan ‘de buena presencia’!
SaludEs!