El gusto picante tiende a elevar el pulso, la excitación y el nivel de endorfinas, todo lo cual se traduce en que deja fuera
la modorra e incita a la acción. Incorporado moderadamente a la comida, la hace más apetecible y favorece la digestión,
la respiración, la circulación y la función inmunológica.
Estudios de la Universidad de Beijing indican que el consumo de pimientas y ajíes tiene un efecto protector y alarga la vida,
disminuyendo riesgo de cáncer, ataques cardiacos e infarto cerebral, independientemente del tipo de dieta que se consuma.
Y aunque no existe una comprobación científica de su efecto afrodisíaco, el entendido general es que el placer producido
y el efecto generado originan un preámbulo muy favorable en las lides amorosas, como también ocurre con el chocolate.
A su vez, el consumo excesivo de pimientas y ajíes puede crear indigestión, problemas para dormir bien y males circulatorios.
Un alto nivel de picor está reñido con el disfrute de la gastronomía en general. Y, con alguna frecuencia, su consumo causa
una sensación de ardor que genera una urgencia por tomar alguna bebida aliviadora.Siendo así, y considerando la intolerancia
y el rechazo de muchos a su consumo por encima de proporciones muy moderadas, ha habido estudios, como uno que se hizo
en el área de Psicología de la Universidad de Pensilvania, que han determinado que el gusto picante nos seduce por razones
parecidas a las que nos hacen disfrutar las películas de terror, los deportes extremos y las atracciones excitantes, así como
las escenas de guerra y la pornografía.
La variada intensidad del gusto picante en los ajíes condujo a que se creara una escala de medida de ese parámetro, mediante
las llamadas Unidades Scoville. Y existen competencias para reconocer los ajíes más picantes y también para premiar
a los comensales más atrevidos y de mayor resistencia. Para describir de manera elocuente la alta intensidad de un ají,
hay expresiones como ‘fuego comestible’, ‘pica y repica’ y ‘pica a la entrada y a la salida’. El ají más picante conocido se cultiva
en Estados Unidos - Carolina del Sur; se llama Carolina Reaper; no se debe tocar sin guantes y es bastante más picante
que el Chile Habanero. Por cierto, no es correcto asociar el nombre de éste con La Habana, pues se deriva de las habas
con las que usualmente se prepara!
Acerca del referido ardor que se origina con el consumo del picante, lo mejor para aliviarlo es tomar leche o yogurt y comer queso
o nata; el aceite y el chocolate también tienen un buen efecto atenuante, por encima del agua de coco, la miel, el agua, la cerveza
y las gaseosas, dejando más atrás al pan, el arroz, el pepino, la manzana y la zanahoria.
En Venezuela son comunes los ajiceros, preparados con ajíes picantes, mayormente Caribes, con cebolla, ají dulce y pimentón,
preservados en aceite, vinagre o suero de leche.
En Ecuador, donde existe la evidencia más antigua de consumo de ají, se le da también este nombre a una salsa picante presente
en la comida diaria y en toda celebración, preparada con tomates de árbol (tamarillos) y ají, naturalmente!
Alguna vez escuché la anécdota de un niño Mexicano que se quejaba con el padre diciéndole que su comida no chileaba,
como pidiéndole que le pusiera un toque más de guacamole; concluí que en México se usaba el verbo ‘chilear’ en ese sentido
y al final no lo he comprobado (habiendo estado 2 veces en ese país). Más bien, sé que en Perú, donde los chiles son ajíes,
se dice que 'se chilea' cuando 'se pasa bien el rato' (cool!).
Y en Estados Unidos se usa la palabra ‘picante’ para las salsas que tienen ese gusto, mas no para el gusto en sí; en este caso
se dice que un plato o un bocado está hot o spicy!
Buen
Provecho!