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Tecnología - Reflexiones sobre Zoom

Hasta hace poco, la palabra ‘zoom’ se limitaba a la acción de enfocar, en el argot de la fotografía y las películas. Y recientemente
el vocablo ha tenido un súbito auge en medios laborales, educativos y sociales, convirtiéndose en tópico frecuente de conversaciones
formales y coloquiales, casi indispensable para no quedar aislados, o desconectados, en el hogar.

En la actualidad, Zoom, es la marca de un programa de software de video.telefonía de la empresa Zoom Video Communications (ZVC),
por medio del cual se efectúan reuniones de trabajo, de estudio y de amigos y familiares. Con motivo de la pandemia de Covid19,
hubo un incremento gigantesco en la demanda y utilización de este servicio por suscripción, para tele.trabajo, educación a distancia
y relaciones sociales en línea, tanto de ZVC como de sus competidores, que incluyen marcas como GoogleMeet, MSTeams y WebEx,
dejando atrás a Skype y FaceTime. Ya no es raro oír que alguien diga “debo apurarme, porque enseguida tengo un ‘zoom’!”.

 


Tal ha sido el auge de este asunto que se nos presenta el reto de que el servicio cubra la necesidad que lo requiere, sin afectarnos
con sus características y limitaciones. Tal vez no hubo tiempo de asimilar los cambios, o ni siquiera de elegir. "O
Zoom, o nada!".
Ahora hay que valorarlo mejor y quizá objetar la mayor dependencia de las pantallas y la inmersión cada vez mayor en lo virtual.

Se trata de una herramienta –casi única- que permite tener encuentros que llegaron a ser imposibles de modo presencial.
Charlas, cursos, seminarios, conferencias y talleres han sido factibles gracias a ella, incluso con un costo mucho menor.
Y es innegable la contribución al desarrollo de la creatividad y la capacidad de adaptación de la sociedad, con resultados
tan claros como, por ejemplo, la continuidad de la actividad educacional, frente a los efectos de la pandemia.

No obstante, se puede decir que ha mejorado la vida con los cambios implícitos en esta tecnología? Quedaron a un lado
las Vivencias de aula y el contacto personal. Pareciera que es posible estar en un sitio sin que así sea! O estar en 2 lugares
al mismo tiempo! O participar en un acto en ropa interior, con la correspondiente falta de compromiso! E inevitablemente
se origina una invasión de la privacidad y el espacio íntimo de cada quien!

Indudablemente, se aprovecha más el tiempo y se valora más la puntualidad, con la contraparte de que se pierde espontaneidad,
se afectan el diálogo y la interacción, los intercambios son más rígidos y casi se anula la productiva opción de las charlas de café
y sobremesa! Y los festejos se hacen un tanto acartonados, por ausencia de Vivencias sensoriales,... muchas veces esenciales!

Cuando llegue el ansiado cese de la pandemia, se prevé que muchas cosas seguirán ‘por Zoom’. Habrá menos viajes de trabajo.
Los congresos, ferias y demás quizá sean virtuales. Habrá un impacto económico en esa virtualización. Y tal vez esos encuentros
no tengan la misma efectividad en la memoria… y en la experiencia!

Se trata, entonces, de procurar –y lograr- un apropiado equilibrio!

SaludEs!