Cuando uno oye a un entendido en el tema del Vino hablando de la valoración de un sorbo de Vino que acaba de degustar, es típico oírle adjetivos y frases que, a la primera, no se comprenden bien. Y no es que contengan palabras en otros idiomas –que las hay y se usan-; usualmente son vocablos Españoles que se deberían entender. La clave está en el sentido que se les da! Por ejemplo, hay expresiones como ‘ataque dulzón’, ‘buena acidez’, ‘fresco y perfumado’, ‘taninos redondos’, ‘notas ahumadas’, ‘dejos de tabaco y cacao’, ‘estructura y vivacidad’, ‘bien equilibrado’ , ‘redondez aterciopelada’ , ‘ gran elegancia y complejidad’, ‘final largo’, ‘mucha expresividad’, ‘gran potencial de guarda’ y así por el estilo. Oyendo estas cosas, la situación puede resultar incómoda, por la utilización de términos con significados conocidos en otros contextos; ahora se sienten como prestados para intentar describir simples características sensoriales de un producto derivado del jugo de uvas! A quiene...