En un tweet que publiqué hace algún tiempo,
intenté plasmar en una frase la conclusión a la que había llegado a
continuación
de algunos Viajes de relevancia que había hecho para entonces, influenciado también por conversaciones con Viajeros allegados.
Decía así: “Los Viajes no se viven y ya. En realidad se viven 3 veces: Cuando los soñamos, cuando logramos vivirlos… y también
cuando los recordamos!”. Pues ahora corrijo lo dicho; se viven, como mínimo, 4 veces, puesto que, después de recordarlos,
los compartirnos con seres queridos... más aún cuando lo hacemos en un relato escrito, que es el motivo de este post.
La realidad poco conocida de Marco Polo es que no hizo su viaje porque quiso y tampoco fue el primero en hacer esa ruta.
Fue su padre, que ya había hecho ese Viaje y lo incluyó en su grupo para la 2ª ocasión. Por cierto, tampoco fueron ellos
los primeros en adentrarse en esos destinos, aunque sí los que más descripciones y registros llevaron de esas rutas.
Si bien Marco tenía todo el entusiasmo de sus 15 años y las referencias de su padre, no tenía la intención de escribir todo
lo que quedó plasmado en su libro Il Milione, cuyo curioso nombre se origina de la manera como al final solía cuantificar
sus impresiones (también se le conoce como Libro de las Maravillas o Los Viajes de Marco Polo. Y tampoco fue él quien
lo escribió, sino un Escriba cercano a la familia, a quien Marco le narró sus Vivencias en semejante recorrido y los obstáculos
que debieron sortear en lugares tan distantes de su natal Venecia, todo a manera de auto.biografía. Por eso las comillas del título!
Hay una célebre frase según la cual Viajar es desafiar el tiempo, pues en cuestión de breve tiempo podemos pasar de nuestra realidad
a otra completamente distinta. Sin embargo, cuando Marco hizo sus Viajes, en pleno siglo XIII, las experiencias fueron muy distintas
a lo que da a entender esa frase, pues, además de que los lugares visitados eran ciertamente disímiles entre sí, las distancias
que los separaban se cubrían en lapsos inimaginables.
Este mapa ilustra la ruta seguida en su viaje.
de algunos Viajes de relevancia que había hecho para entonces, influenciado también por conversaciones con Viajeros allegados.
Decía así: “Los Viajes no se viven y ya. En realidad se viven 3 veces: Cuando los soñamos, cuando logramos vivirlos… y también
cuando los recordamos!”. Pues ahora corrijo lo dicho; se viven, como mínimo, 4 veces, puesto que, después de recordarlos,
los compartirnos con seres queridos... más aún cuando lo hacemos en un relato escrito, que es el motivo de este post.
La realidad poco conocida de Marco Polo es que no hizo su viaje porque quiso y tampoco fue el primero en hacer esa ruta.
Fue su padre, que ya había hecho ese Viaje y lo incluyó en su grupo para la 2ª ocasión. Por cierto, tampoco fueron ellos
los primeros en adentrarse en esos destinos, aunque sí los que más descripciones y registros llevaron de esas rutas.
Si bien Marco tenía todo el entusiasmo de sus 15 años y las referencias de su padre, no tenía la intención de escribir todo
lo que quedó plasmado en su libro Il Milione, cuyo curioso nombre se origina de la manera como al final solía cuantificar
sus impresiones (también se le conoce como Libro de las Maravillas o Los Viajes de Marco Polo. Y tampoco fue él quien
lo escribió, sino un Escriba cercano a la familia, a quien Marco le narró sus Vivencias en semejante recorrido y los obstáculos
que debieron sortear en lugares tan distantes de su natal Venecia, todo a manera de auto.biografía. Por eso las comillas del título!
Hay una célebre frase según la cual Viajar es desafiar el tiempo, pues en cuestión de breve tiempo podemos pasar de nuestra realidad
a otra completamente distinta. Sin embargo, cuando Marco hizo sus Viajes, en pleno siglo XIII, las experiencias fueron muy distintas
a lo que da a entender esa frase, pues, además de que los lugares visitados eran ciertamente disímiles entre sí, las distancias
que los separaban se cubrían en lapsos inimaginables.
Este mapa ilustra la ruta seguida en su viaje.
Fueron
de relevancia sus observaciones sobre la diversidad de Culturas con las que se
topó en su ruta. Su difusión favoreció
que se enjuiciara la pretendida superioridad de los Europeos. Y a él se debe la incorporación de algunas tradiciones Asiáticas
a la Cultura Europea, como la pasta y la piñata.
que se enjuiciara la pretendida superioridad de los Europeos. Y a él se debe la incorporación de algunas tradiciones Asiáticas
a la Cultura Europea, como la pasta y la piñata.
En su lecho
de muerte, familiares y amigos le exigieron que confesara que todo lo que había
escrito en sus libros no era cierto;
irreverente como era, les replicó: “Ni siquiera he contado la mitad de todo lo que vi!”.
irreverente como era, les replicó: “Ni siquiera he contado la mitad de todo lo que vi!”.