En la evolución de una pareja consolidada, llega un momento de reflexión en el que ambos se percatan e internalizan que hasta entonces casi todo ha sido en función de los hijos. Los planes, las decisiones, las vacaciones, las inversiones… casi todo se ha programado tomando en cuenta las repercusiones que pudiera tener en el futuro y en la vida de los hijos, relegando, muchas veces, su efecto en el bienestar y el disfrute pleno de la pareja a un segundo plano. En la revista del Aniversario N° 100 de Avianca, celebrado hace poco, se publicó un anuncio que promocionaba un conjunto residencial recientemente terminado en Cartagena, cuya frase de presentación no podía ser más descriptiva y elocuente: “Nos independizamos de nuestros hijos!”. A continuación se presentaba un recuento que comparaba cómo era la vida de una pareja en cuanto a las peripecias que ambos tenían que hacer para lograr alguna satisfacción conjunta y cómo iba a transcurrir todo después de haberse mudado a es...